Se echaba unas siestas de tres horas. He de confesarle a usted, querida prima, que no amo absolutamente nada a la señorita de Aubrión; pero, casándome con ella, aseguro a mis hijos una posición social cuyas ventajas serán incalculables algún día, toda vez que van ganando terreno de día en día las ideas monárquicas. D.-Le remito adjunta una letra a su orden contra la casa de Grassins, pagadera en oro, y que comprende los intereses y capital de la suma que tuvo usted la bondad de prestarme. Esto e...
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